Nos llegan bastantes preguntas sobre cómo congelar alimentos correctamente, ya sean verduras y frutas, que os sobran y queréis congelar antes de que se echen a perder, o tuppers de platos cocinados, porque os gusta cocinar de más y ahorrar tiempo. Pues bien, hay algunas reglas básicas sobre congelación de alimentos que deberíais conocer. Te las contamos en este artículo.
Congelación de alimentos: cómo congelar alimentos correctamente
A continuación encontraréis una lista de esos alimentos sueltos que puedes congelar y quizá no lo sabías. Por otro lado, te explicaremos cuáles son los alimentos que no dan un buen resultado tras ser congelados, y por qué. Finalmente, hemos incluido una lista de consejos generales que te pueden ayudar a la hora de congelar comida en casa, ya sean platos cocinados o alimentos sueltos.
Alimentos que puedes congelar
Seguro que, de los alimentos que ponemos a continuación, encuentras alguna opción que no se te había ocurrido. Todos hemos acabado tirando ingredientes a la basura porque se han puesto malos. Quizá, una vez hayas leído la lista, sabrás cómo evitarlo a partir de ahora.
Jengibre fresco. Es uno de los típicos. Compras un trozo de raíz de jengibre fresco para una receta, pero solo utilizas una pequeña parte. ¿Y qué hacemos con el resto? Si lo tienes en la nevera desde hace más de unos días y todavía no tienes muy claro para qué lo vas a usar, es muy probable que se te eche a perder antes de que hagas algo con él. Quítale la piel, envuélvelo en papel film y mételo en el congelador. Cuando quieras usarlo, simplemente puedes rallarlo (aunque esté congelado) y añadirlo al plato que estés preparando.
Preparaciones hechas con harina: tortitas, crepes, bizcochos, muffins, pan, masa de pizza… Cuando te pones a preparar una de estas cosas, que no suelen estar listas en 5 minutos precisamente, ¿por qué no aprovechas y haces de más? Se suelen congelar perfectamente, solo hay que sacarlas del congelador un rato antes de consumirlas. Eso sí, necesitarás algo de espacio en tu congelador.
Arroz o quinoa cocida. A nosotras nos gusta preparar la cantidad exacta que vamos a utilizar durante la semana, pero si haces más, se pueden congelar sin problema. Solo asegúrate de dejarlos enfriar bien antes de congelar. Cuando lo necesites, le das un toque de microondas durante un minuto y listo.
Hierbas frescas. Este es otro clásico, siempre que las compras para usarlas en un plato concreto, te sobra más de la mitad, que acabas tirando porque no se te ocurre cómo usarla. ¡Pues al congelador! Pero ojo, no lo hagas de cualquier manera. Este tipo de hierbas son delicadas, y suelen quemarse si las congelamos directamente, en contacto directo con el aire. Lo que hacemos nosotras es colocarlas en los agujeros de una cubitera y cubrirlas con aceite. Así se conservan bien. Ten en cuenta que no te van a servir como adorno, porque no estarán frescas, pero para dar sabor a los platos te irá genial.
Pesto. Otra opción para aprovechar las hierbas frescas es preparar alguna salsa pesto, y luego congelar la salsa. Puedes hacerlo como hemos indicado antes, usando las cubiteras. Una vez se ha congelado, puedes pasar los cubitos a una bolsa de congelación.
Ajo. Puedes congelarlo como mejor te vaya: la cabeza de ajo entera, los dientes de ajo separado, o incluso cortado en láminas o picado.
Piel de naranja o limón. A lo mejor no se te había ocurrido, pero es algo que muchas veces tiramos a la basura. A mí me gusta mucho rallarlas y usarlas en preparaciones dulces o incluso para el porridge, que muchas veces me preparo para desayunar. Congelar una naranja entera para después comértela no te dará muy buen resultado, pero puestos a tirarlas, puedes aprovechar la piel, es una forma de tenerla siempre a mano.
Frutos rojos. En general, es muy buena idea congelar arándanos, frambuesas, moras… Antes de ponerlas en el congelador, lávalas y sécalas bien. Lo que hacemos nosotras para evitar que se queden todas pegadas, si las congelamos en una bolsa, es ponerlas en una bandeja de horno, bien distribuirlas, y meter esa bandeja en el congelador durante unas horas, hasta que la fruta está bien sólida. Entonces sí que las transferimos a una bolsa de congelación.
Fruta troceada. También puedes congelar otro tipo de fruta que solo está disponible durante unos meses del año: melocotón, ciruelas, nectarinas… Tendrás que pelarla, quitarle el hueso (si tiene) y cortarla. Para que se conserven mejor, puedes bañarlas con jugo de limón antes de congelarlas. Otros tipos de fruta como el plátano o el mango congelados, nos pueden servir para preparar “helados” saludables si los trituramos.
Salsa de tomate. Aprovecha los tomates que tenemos durante el verano, que están maduros, dulces y a buen precio. Como congelar los tomates enteros no es muy buena idea, prepara una buena cantidad de esta salsa de tomate casera sencilla y saludable y guárdala en el congelador. Es mejor conservarla en diferentes recipientes en lugar de en uno muy grande, así podrás ir descongelando solo las raciones que vayas a necesitar en cada momento.
Alimentos que no deberías congelar
Como te podrás imaginar o quizá ya hayas comprobado tú mismo, hay alimentos que no dan muy buen resultado cuando intentamos congelarlos. Algunos de estos alimentos, si están dentro de un plato ya cocinado, puede que sí se congelen bien. Cuando decimos que no deberías congelarlos nos referimos a cuando, por ejemplo te sobra un trozo de apio, o pepino, y se te ocurre dejarlo en el congelador hasta la próxima vez que lo vayas a usar. No es muy buena idea, y te contamos por qué.
Vegetales crudos con un alto porcentaje de agua. Apio, patatas, hojas verdes, pepino, sandía, naranjas, lechuga… No te los podrás comer “crudos” de nuevo. Pero como ya hemos comentado, aunque si congelas un tomate no te servirá para añadirlo a la ensalada, sí que lo podrás usar para cocinar algo, como una salsa.
Todo lo “cremoso” o que contenga lácteos. En general, este tipo de alimentos no se congelan bien. Tenlo en cuenta cuando se te ocurra congelar algo con queso, yogur. Los huevos tampoco se congelan bien.
Hierbas frescas. Ya lo hemos explicado un poco más arriba, pero lo repetimos aquí: no debes congelarlas solas, en hojas separadas. Sigue los consejos que te hemos dejado para congelarlas correctamente.
Salsas. Especialmente las que están hechas con harina o almidón, no suelen quedar muy bien una vez congeladas.
Consejos a la hora de congelar alimentos en casa
Usa etiquetas. Te recomendamos que siempre que congelas algo, le añadas una etiqueta en la que escribas la fecha de congelación y el nombre de ese alimento. Esto es importante, ya que una vez congelado, puede que no seas capaz de distinguir unas cosas de otras, y que no te acuerdes ni de qué es ni de cuándo lo congelaste. Incluso, puedes añadir algunas indicaciones sobre lo que se debe hacer con esa comida una vez la descongelemos. Por ejemplo: “Pollo marinado”, “dejar descongelar durante la noche y asar al horno a 170ºC”, “servir con arroz”, “descongelar en la nevera durante la noche”, “pasta pre-cocida”, “cocer durante 1 o 2 minutos y servir con salsa”…
Usa bolsas de congelación. Si hasta ahora lo congelabas todo en tuppers, prueba las bolsas de congelación. Te ayudarán a ahorrar espacio. Además, si usas bolsas de calidad, con cierre zip, los alimentos se conservarán mejor que en algunos tuppers que puede que no estén preparados para el congelador.
Aprovecha todo el espacio de los recipientes. Llena todo el recipiente que vayas a usar para congelar. No dejes un tupper a medio llenar. Esto ayuda a que los alimentos no se quemen por el contacto con el aire. Además, te ayudará a ahorrar espacio en el congelador.
Congela en pequeñas raciones. En lugar de congelar en el mismo recipiente toda la cantidad de un plato, una salsa o lo que sea, sepáralo en raciones para una persona. A parte de que será mucho más práctico a la hora de descongelar y consumir, se congelará mucho más rápido.
¿Qué pasa si una receta lleva lácteos y la quiero congelar? Si quieres congelar un plato cocinado que lleva leche u otro tipo de lácteo en su elaboración, puedes hacer lo siguiente. Cuando lo estés cocinando, para justo en el momento antes de añadir ese lácteo. Congélalo entonces, y ya se lo añadirás cuando lo recalientes y lo vayas a consumir. Afortunadamente, los lácteos se suelen añadir al final de las recetas, así que no debería ser un problema.
Deja enfriar completamente la comida en la nevera antes de pasarla al congelador. No te recomendamos que pongas la comida caliente directamente en el congelador. Entre otros motivos, porque puede que con el calor se te descongelen los demás alimentos que tienes dentro de tu congelador.
Haz una lista con todo lo que tienes en el congelador. De verdad, te ayudará mucho. Además, deberías tenerla siempre cerca del congelador, para actualizarla cada vez que añades o sacas algo del congelador. También puedes apuntar la fecha, y escribir con qué elementos vas a servir o acompañar cada plato, por ejemplo arroz o queso… Así puedes saber qué más vas a necesitar y revisar si tienes que comprarlo o no.
Si ya sabes que vas a cocinar algo para congelarlo, no lo cocines totalmente. Recuerda que lo que descongeles, lo vas a tener que recalentar, y eso son minutos de cocción que le añades.
La mejor manera de descongelar los alimentos es en la nevera. Lo ideal es que saques la comida por la noche, y lo dejes durante toda la noche en la nevera. Si no te acuerdas, también puedes sacarlo a primera hora y dejarlo durante toda la mañana, hasta la hora de comer.
Conclusión
El congelador puede ser tu gran aliado si quieres ahorrar tiempo, aprovechar al máximo los alimentos, no desperdiciar comida y ahorrar en la compra semanal. Con estos consejos sobre congelación de alimentos seguro que le sacarás mejor partido a partir de ahora. Y si tienes alguno que crees que nos hemos dejado, ¡déjalo en los comentarios!
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Y que opinas sobre la descogelación en el microondas??
Puedes hacerlo, sin problemas. De hecho, cuando tengo prisa yo lo utilizo, aunque si lo que descongelas es muy grande, puede pasar que por unas partes esté descongelado y, por otras, totalmente congelado… A veces me ha pasado que me he servido un plato, porque parecía que estaba muy caliente, ¡y luego había trozos de comida helados! Por eso lo ideal es pensarlo con tiempo y dejar descongelarlo poco a poco en la nevera. Pero vaya, que puedes usarlo 🙂